sábado, 14 de mayo de 2011

Hora de ser seria

Había momentos en los que Isabel sólo se preocupaba por cuántos puntos podía anotar, por defender su canasta, por no caer con la espalda cuando le daban empujones, por ser parte del equipo, por cumplir con las ligeras tareas de la prepa, por divertirse y ser feliz.

Con poco más de 1.70 metros de estatura, resulta bastante alta entre la multitud de mexicanos dentro del metro que la vieron pasar mil veces con su uniforme. Un número 16 en la espalda, un short y su cabellera larga atada en una cola de caballo.

Pero ha llegado el tiempo de ser seria, dedicarse más a la carrera y de conseguir un trabajo. De ayudar a pagar las cuentas de la casa y parte de su colegiatura.

Ni modo. Nadie dijo que los amores duraran para siempre. Y no cabe duda que ella amó de verdad. Porque… ¿Cómo vas a saber lo que es el amor si no has tenido un balón de básquet en las manos?

Menos antropocentrismo

Me gustan las peleas, no lo niego. Pero las peleas justas. Amo el boxeo y no me molestan las heridas de otros deportes de contacto. La verdad es que creo que le debo parte de mi formación al deporte, me enseñó un par de cosas sobre la vida.

Lo que no concibo es que llamen deporte a un combate parcial. ¿Arte? Tampoco lo creo. Hablo de la tauromaquia.

Muchos no estarán de acuerdo conmigo, pero me gustaría exponer mis puntos. No siempre soy buena para quedarme callada.

Me parece una pelea poco objetiva por varias razones. En cualquier contienda o deporte uno está por voluntad propia y en igualdad de condiciones que el otro. Los toros salen desconcertados y cegados a la plaza, después de estar días en la oscuridad. Heridos para llegar bravos.

¿Y qué hay con los caballos? Si resulta un acto de valentía enfrentar un toro, ¿porqué los caballos? ¿Y porqué no relinchan de dolor? Pues quizá por que muchas veces se les cortan las cuerdas vocales.

Y sé que muchos dicen que hay temas más importantes, como la violencia infantil. Pero, ¿Una persona no puede sentir también empatía hacia un animal? Quizás ese es el centro del problema. Que somos engreídos y antropocentristas, creemos que todo lo que existe (a veces hasta las personas) está en el mundo para nuestro beneficio.

La cultura también es un arma de doble filo, muchas veces acompañada por la tradición. De la tradición debemos aprender y discernir entre lo que sigue siendo adecuado a nuestros tiempos y lo que no. Antes la esclavitud era normal y las mujeres no eran consideradas como personas. No porque algo sea aceptado socialmente y común significa que sea correcto.

La cultura tampoco es algo fijo, puede cambiar a través del tiempo. Resulta un poco hipócrita en ocasiones. En México algunas personas usan la palabra “indio” como un insulto, ¿qué no vemos el color de nuestra piel?, ¿porqué nos creemos algo que no somos?, ¿por qué ese afán de ser rubios o blancos?

Es así con la tauromaquia. Si se hiciera el mismo espectáculo con un ser humano todos se horrorizarían, o quizás no. Nos hemos vuelto insensibles, a diario vemos fotografías de decapitados en los periódicos y no nos producen nada además de indiferencia. En este país se ha derramado mucha sangre últimamente, ¿porqué deseamos ver más muerte?

El arte crea, no destruye. Posiblemente la tauromaquia tenga una fuerte carga simbólica, pero a veces los símbolos se usan para manipular. Un individuo puede ofrecer su vida por una bandera. Los símbolos son transferencias de valores a un objeto, a veces,  perversas.

Yo no condeno a los toreros ni a los amantes de la tauromaquia. No voy a reducir a una persona al término “mala”. Pero quisiera que todos fuéramos un poco más empáticos.

“No hagas a otros lo que no quisieras que te hicieran”. A mí me gustaría tener una muerte digna que no fuera un espectáculo.

Finalmente, quisiera pedir que sean coherentes con sus comentarios. Animalistas, taurinos, antitaurinos…todos. Y que se abra una brecha al diálogo, por que tampoco se trata de imponer una postura, yo no creo en eso.