Había momentos en los que Isabel sólo se preocupaba por cuántos puntos podía anotar, por defender su canasta, por no caer con la espalda cuando le daban empujones, por ser parte del equipo, por cumplir con las ligeras tareas de la prepa, por divertirse y ser feliz.
Con poco más de 1.70 metros de estatura, resulta bastante alta entre la multitud de mexicanos dentro del metro que la vieron pasar mil veces con su uniforme. Un número 16 en la espalda, un short y su cabellera larga atada en una cola de caballo.
Pero ha llegado el tiempo de ser seria, dedicarse más a la carrera y de conseguir un trabajo. De ayudar a pagar las cuentas de la casa y parte de su colegiatura.
Ni modo. Nadie dijo que los amores duraran para siempre. Y no cabe duda que ella amó de verdad. Porque… ¿Cómo vas a saber lo que es el amor si no has tenido un balón de básquet en las manos?